miércoles, 30 de diciembre de 2009

Flotando en el aire

Cuando no sabés a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los
cruces de camino. Da miedo partir. Da miedo volver. Las preguntas, las
respuestas dan miedo. Si no sabés hacia donde vas, lo mejor es dejarte llevar,
como flotando en el viento.A veces hay que desprenderse del equipaje, y como una
pluma, dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñón, “para
que a cada paso, un paisaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con
la vida pequeña, y su muerte pequeña”. Para que un día nos queden unos cuantos
recuerdos, para poder decir “estuve en tal recodo”, para poder decir “estuve en
tal pasión”, para poder decir “estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad,
haciendo tal cosa”. Para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder hacer todo eso,
es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada
de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que
dejarse llevar por el viento.El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos
puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire, están todas las
preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento, iremos a donde
debamos ir.

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